V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant. A Cristo, que se nos ha manifestado, venid, adorémosle.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva; entremos a su presencia dándole gracias, aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande, soberano de todos
los dioses: tiene en su mano las simas de la tierra, son suyas las cumbres de los montes; suyo es el mar, porque él lo hizo, la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra, bendiciendo
al Señor, creador nuestro. Porque él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz: «No endurezcáis el corazón
como en Meribá, como el día de Masá en el desierto; cuando vuestros padres me pusieron a prueba y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años aquella
generación me repugnó, y dije: Es un pueblo de corazón extraviado, que no reconoce mi camino; por eso he jurado en mi cólera que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: ESTRELLA NUNCA VISTA SE APARECE
Estrella nunca vista se aparece a los remotos magos orientales, y, al juzgar de los fuegos celestiales, otra lumbre mayor los esclarece.
Nacido sacro Rey se les ofrece, con nuevas maravillas y señales, para que
reverentes y leales la obediencia le den como merece.
Parten llevados de la luz y el fuego, del fuego de su amor; luz que los guía con claridad ardiente y soberana.
Subió al trono de Dios el pío
ruego, y, llenos de firmísima alegría, vieron la luz de Dios por nube humana.
Gloria y loores por la eternidad tribútense a la Santa Trinidad. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Envíame, Señor, tu luz y tu verdad.
Salmo 42 - DESEO DEL TEMPLO
Hazme justicia, ¡oh Dios!, defiende mi causa contra gente sin piedad, sálvame del hombre traidor y malvado.
Tú eres mi Dios y protector, ¿por qué me rechazas? ¿Por qué
voy andando sombrío, hostigado por mi enemigo?
Envía tu luz y tu verdad: que ellas me guíen y me conduzcan hasta tu monte santo, hasta tu morada.
Que yo me acerque al altar de Dios, al Dios
de mi alegría; que te dé gracias al son de la cítara, Señor, Dios mío.
¿Por qué te acongojas, alma mía, por qué te me turbas? Espera en Dios, que
volverás a alabarlo: «Salud de mi rostro, Dios mío.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Envíame, Señor, tu luz y tu verdad.
Ant 2. Protégenos, Señor, todos los días de nuestra vida.
Cántico: ANGUSTIA DE UN MORIBUNDO Y ALEGRÍA DE LA CURACIÓN Is 38, 10-14. 17-20
Yo pensé: «En medio de mis días tengo que marchar hacia las puertas del abismo; me privan del resto de mis años.»
Yo pensé: «Ya no veré más al Señor en la
tierra de los vivos, ya no miraré a los hombres entre los habitantes del mundo.
Levantan y enrollan mi vida como una tienda de pastores. Como un tejedor devanaba yo mi vida, y me cortan la trama.»
Día
y noche me estás acabando, sollozo hasta el amanecer. Me quiebras los huesos como un león, día y noche me estás acabando.
Estoy piando como una golondrina, gimo como una paloma. Mis ojos
mirando al cielo se consumen: ¡Señor, que me oprimen, sal fiador por mí!
Me has curado, me has hecho revivir, la amargura se me volvió paz cuando detuviste mi alma ante la tumba vacía y
volviste la espalda a todos mis pecados.
El abismo no te da gracias, ni la muerte te alaba, ni esperan en tu fidelidad los que bajan a la fosa.
Los vivos, los vivos son quienes te alaban: como yo ahora. El Padre
enseña a sus hijos tu fidelidad.
Sálvame, Señor, y tocaremos nuestras arpas todos nuestros días en la casa del Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Protégenos, Señor, todos los días de nuestra vida.
Ant 3. ¡Oh Dios!, tu mereces un himno en Sión.
Salmo 64 - SOLEMNE ACCIÓN DE GRACIAS.
¡Oh Dios!, tú mereces un himno en Sión, y a ti se te cumplen los votos, porque tú escuchas las súplicas.
A ti acude todo mortal a causa de sus culpas; nuestros delitos nos abruman, pero
tú los perdonas.
Dichoso el que tú eliges y acercas para que viva en tus atrios: que nos saciemos de los bienes de tu casa, de los dones sagrados de tu templo.
Con portentos de justicia nos respondes, Dios,
salvador nuestro; tú, esperanza del confín de la tierra y del océano remoto;
Tú que afianzas los montes con tu fuerza, ceñido de poder; tú que reprimes el estruendo del mar, el
estruendo de las olas y el tumulto de los pueblos.
Los habitantes del extremo del orbe se sobrecogen ante tus signos, y a las puertas de la aurora y del ocaso las llenas de júbilo.
Tú cuidas de la
tierra, la riegas y la enriqueces sin medida; la acequia de Dios va llena de agua, preparas los trigales;
riegas los surcos, igualas los terrones, tu llovizna los deja mullidos, bendices sus brotes; coronas el
año con tus bienes, las rodadas de tu carro rezuman abundancia;
rezuman los pastos del páramo, y las colinas se orlan de alegría; las praderas se cubren de rebaños, y los valles se visten de
mieses, que aclaman y cantan.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. ¡Oh Dios!, tu mereces un himno en Sión.
LECTURA BREVE Is 9, 6
Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado; lleva sobre sus hombros el señorío y será llamado: «Consejero admirable», «Dios poderoso», «Padre sempiterno» y
«Príncipe de la paz».
RESPONSORIO BREVE
V. Se postrarán ante él todos los reyes.
R. Se postrarán ante él todos los reyes.
V. Todos los pueblos le servirán.
R. Y todos los reyes.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Se postrarán ante él todos los reyes.
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CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant.
Desde oriente vinieron unos magos a Belén para adorar al Señor, y, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, como a rey soberano; incienso, como a Dios verdadero; y mirra, como a hombre mortal.
Aleluya.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo. suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por
boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y
el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días.
Y a
ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados.
Por la
entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tiniebla y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Desde oriente vinieron unos magos a Belén para adorar al Señor, y, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, como a rey soberano; incienso, como a Dios verdadero; y mirra, como a hombre mortal.
Aleluya.
PRECES
Aclamemos a Cristo, salvador enviado por Dios, a quien han contemplado los confines de la tierra, y digámosle:
Gloria a ti, Señor Jesús.
Redentor de todos los pueblos, que al venir al mundo destruiste el
muro que separaba a Israel de las naciones paganas, haz que desaparezcan del mundo todas las discriminaciones que atentan contra la dignidad humana.
Tú que por tu encarnación y tu nacimiento quisiste habitar entre
nosotros, enséñanos a descubrir tu presencia en la Iglesia y en todos los hombres.
Tú que nos has dado el pleno conocimiento de Dios, nuestro Padre, ayúdanos a vivir plenamente de tu palabra por
nuestra fe y por nuestras obras.
Tú que eres el «Dios-con-nosotros» que has renovado maravillosamente la creación entera, haz que en nosotros todo se renueve también: el corazón, las palabras
y las obras.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
A pesar de que en el mundo existe el odio y la division, oremos a aquel que nos ha hermanado en Jesucristo diciento:
Padre nuestro...
ORACION
Te pedimos, Señor, que ilumines nuestros corazones con el esplendor de tu divinidad, para que podamos pasar a través de las tinieblas de este mundo y llegar a la patria de la eterna claridad. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.