V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: AL FIN SERÁ LA PAZ Y LA CORONA
Al fin será la paz y la corona, los vítores, las palmas sacudidas, y un aleluya inmenso como el cielo para cantar la gloria del Mesías.
Será el estrecho abrazo de los hombres, sin muerte, sin
pecado, sin envidia; será el amor perfecto del encuentro, será como quien llora de alegría.
Porque hoy remonta el vuelo el sepultado y va por el sendero de la vida a saciarse de gozo junto al Padre y
a preparar la mesa de familia.
Se fue, pero volvía, se mostraba, lo abrazaban, hablaba, compartía; y escondido la Iglesia lo contempla, lo adora más presente todavía.
Hundimos en sus ojos la
mirada, y ya es nuestra la historia que principia, nuestros son los laureles de su frente, aunque un día le dimos las espinas.
Que el tiempo y el espacio limitados sumisos al Espíritu se rindan, y dejen paso
a Cristo omnipotente, a quien gozoso el mundo glorifica. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Dios resucitó a Cristo de entre los muertos y lo hizo sentar en su gloria. Aleluya.
Salmo 109, 1-5. 7 - EL MESÍAS, REY Y SACERDOTE.
Oráculo del Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha, y haré de tus enemigos estrado de tus pies.»
Desde Sión extenderá el Señor el poder de tu cetro: somete
en la batalla a tus enemigos.
«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento, entre esplendores sagrados; yo mismo te engendré, como rocío, antes de la aurora.»
El Señor lo ha
jurado y no se arrepiente: «Tú eres sacerdote eterno según el rito de Melquisedec.»
El Señor a tu derecha, el día de su ira, quebrantará a los reyes.
En su camino
beberá del torrente, por eso levantará la cabeza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dios resucitó a Cristo de entre los muertos y lo hizo sentar en su gloria. Aleluya.
Ant 2. Habéis renunciado a los ídolos para consagraros al Dios vivo. Aleluya.
Salmo 113 B - HIMNO AL DIOS VERDADERO.
No a nosotros, Señor, no a nosotros, sino a tu nombre da la gloria; por tu bondad, por tu lealtad. ¿Por qué han de decir las naciones: «Dónde está su Dios»?
Nuestro Dios
está en el cielo, lo que quiere lo hace. Sus ídolos, en cambio, son plata y oro, hechura de manos humanas:
tienen boca, y no hablan; tienen ojos, y no ven; tienen orejas, y no oyen; tienen nariz, y no
huelen;
tienen manos, y no tocan; tienen pies, y no andan; no tiene voz su garganta: que sean igual los que los hacen, cuantos confían en ellos.
Israel confía en el Señor: él es su
auxilio y su escudo. La casa de Aarón confía en el Señor: él es su auxilio y su escudo. Los fieles del Señor confían en el Señor: él es su auxilio y su escudo.
Que el
Señor se acuerde de nosotros y nos bendiga, bendiga a la casa de Israel, bendiga a la casa de Aarón; bendiga a los fieles del Señor, pequeños y grandes.
Que el Señor os acreciente, a
vosotros y a vuestros hijos; benditos seáis del Señor, que hizo el cielo y la tierra. El cielo pertenece al Señor, la tierra se la ha dado a los hombres.
Los muertos ya no alaban al Señor, ni
los que bajan al silencio. Nosotros, sí, bendeciremos al Señor ahora y por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Habéis renunciado a los ídolos para consagraros al Dios vivo. Aleluya.
Ant 3. Aleluya. La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios. Aleluya.
Cántico: LAS BODAS DEL CORDERO - Cf. Ap 19,1-2, 5-7
El cántico siguiente se dice con todos los Aleluya intercalados cuando el oficio es cantado. Cuando el Oficio se dice sin canto es suficiente decir el Aleluya
sólo al principio y al final de cada estrofa.
Aleluya. La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios (R. Aleluya) porque sus juicios son verdaderos y justos.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya. Alabad al Señor sus siervos todos. (R. Aleluya) Los que le teméis, pequeños y grandes.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya. Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo. (R. Aleluya) Alegrémonos y gocemos y démosle gracias.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya. Llegó la boda del cordero. (R. Aleluya) Su esposa se ha embellecido.
R. Aleluya, (aleluya).
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aleluya. La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios. Aleluya.
LECTURA BREVE Hb 10, 12-14
Cristo, habiendo ofrecido un solo sacrificio en expiación de los pecados, está sentado para siempre a la diestra de Dios, y espera el tiempo que falta «hasta que sus enemigos sean puestos por escabel de sus pies».
Así, con una sola oblación, ha llevado para siempre a la perfección en la gloria a los que ha santificado.
RESPONSORIO BREVE
V. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya, aleluya.
R. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya, aleluya.
V. Y se ha aparecido a Simón.
R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya, aleluya.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant.
El que me ama guardará mi palabra; mi Padre lo amará y vendremos a fijar en él nuestra morada. Aleluya
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el
Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
El hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba
del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de su misericordia —como lo
había prometido a nuestros padres— en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El que me ama guardará mi palabra; mi Padre lo amará y vendremos a fijar en él nuestra morada. Aleluya
PRECES
Oremos a Dios Padre, que resucitó a su Hijo Jesucristo y lo exaltó a su derecha, y digámosle:
Haz que participemos, Señor, de la gloria de Cristo.
Padre justo, que por la victoria de la cruz elevaste
a Cristo sobre la tierra, atrae hacia él a todos los hombres.
Por tu Hijo glorificado, envía, Señor, sobre tu Iglesia al Espíritu Santo, a fin de que tu pueblo sea en medio del mundo signo de la
unidad de los hombres.
Conserva en la fe de su bautismo a la nueva prole renacida del agua y del Espíritu Santo, para que alcance la vida eterna.
Por tu Hijo glorificado, ayuda, Señor, a los que sufren, da la
libertad a los presos, la salud a los enfermos y la abundancia de tus bienes a todos los hombres.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
A nuestros hermanos difuntos, a quienes mientras vivían en este mundo diste el cuerpo y la sangre de tu Hijo glorioso, concédeles la gloria de la resurrección en el último
día.
Terminemos nuestra oración con las palabras del Señor:
Padre nuestro...
ORACION
Concédenos, Dios todopoderoso, continuar celebrando con amor ferviente estos días de alegría en honor de Cristo resucitado, y que los misterios que estamos recordando transformen nuestra vida y se manifiesten en nuestras
obras. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.